“Quiero ser como Rafa Nadal”, dice Carlos Alcaraz, de 13 años, en una vieja entrevista que volvió a hacerse viral en España esta semana. El domingo, emula a su héroe al igualar su hazaña de alcanzar su primera final de Wimbledon con tan solo 20 años.
“Quiero ser como Rafa. Entrena muy duro y se sacrifica”, dijo a los periodistas el niño que sería rey. Apenas había nacido cuando Nadal debutó en el circuito, pero el dos veces ganador de Wimbledon sería una inspiración durante sus años de formación.
El segundo de cuatro hermanos apasionados del tenis (Álvaro, Jaime y Sergio), Carlos comenzó a jugar con tan solo tres años en el club de Tenis de El Palmar en Murcia de su padre Carlos, que había sido Campeón de Murcia en los años ochenta y número 42 de España.
A los siete años estaba claro que tenía algo especial, pero a pesar de haber sido jugador él mismo, su padre se abstuvo de ser el entrenador de su hijo porque había visto cómo eso había tenido un efecto perjudicial en la relación entre otros jugadores españoles de primer nivel y sus hijos.
La cuestión de quién sería el mejor entrenador para Alcaraz no fue la única preocupación al principio de su carrera. La familia necesitaba ayuda financiera para enviar al chico a Croacia para el torneo de Pula, considerado el Campeonato Mundial Sub 10.
Carlos Alcaraz (en la foto) está en su primera final de Wimbledon, donde se enfrentará a Novak Djokovic
Alcaraz ha emulado a su héroe Rafael Nadal (derecha) al alcanzar su primera final de Wimbledon a la edad de 20 años
Alfonso López, el dueño de la empresa local de pasteles y postres ‘Postres Reina’, lo apadrinó. Su padre, Carlos, dijo a El Mundo: ‘Le pusimos un logo en el hombro, pero ¿qué visibilidad tiene realmente un niño de 12 o 13 años? [López] lo hizo porque quería ayudar y desde entonces se ha convertido en parte de nuestra familia’.
Con el importante apoyo económico fue progresando bajo la dirección de los entrenadores Carlos Santos y Kiko Navarro pero a los 15 años encontró al mentor que le ayudaría a llegar a la cima.
Juan Carlos Ferrero lo contrató en su centro de excelencia Equelite en Alicante y le inculcó dos cosas: el progreso debería ser lento y constante, no fugaz, y debía evitar toda comparación con Nadal debido a la inevitable presión que ello conllevaría.
El llamado a la paciencia estaba relacionado con un florecimiento físico que el padre y el entrenador esperaban con el tiempo. Tenía 17 años cuando comenzó a desarrollarse y a eso le siguió un rápido ascenso en el ranking.
En casa de la familia ya se habían afinado unos niveles de concentración extraordinarios gracias a las interminables partidas de ajedrez con el abuelo Carlos. “Te distraes un momento y puedes perder, y en eso es muy parecido al tenis”, dice Carlos.
Alcaraz (derecha) se ha mantenido con los pies en la tierra gracias a su familia a pesar de su meteórico ascenso en el tenis
El entrenador Juan Carlos Ferrero se enfrenta a Alcaraz en su centro de excelencia Equelite en Alicante