Flavio Briatore, director del equipo Alpine, ha desatado una tormenta de controversia al culpar públicamente al joven piloto Franco Colapinto por el reciente colapso del equipo en Silverstone. En un momento crítico, cuando el ambiente requería unidad, Briatore optó por señalar a Colapinto como el único responsable, desestimando los fallos técnicos y la desorganización que habían precedido al incidente. Esta declaración no solo impactó a Colapinto, quien se sintió traicionado, sino que también provocó un clima de tensión y desconfianza en el equipo.
La acusación de Briatore se produjo en un contexto ya complicado, donde las tensiones internas en Alpine estaban en aumento. Muchos miembros del equipo, aunque no lo expresaron abiertamente, mostraron su apoyo a Colapinto a través de gestos sutiles, mientras que otros se alinearon con Briatore por temor a represalias. La situación se tornó insostenible, y el ambiente se volvió irrespirable, con murmullos y discusiones que reflejaban la división creada por la declaración del director.
Colapinto, al recibir el golpe, decidió no reaccionar de inmediato. En lugar de dejarse llevar por la rabia, optó por el silencio, analizando la situación y preparándose para el momento en que finalmente hable. Este enfoque estratégico sugiere que está decidido a no ser un chivo expiatorio y que, en lugar de buscar venganza, busca justicia y respeto.
A medida que la noticia se difunde, la incertidumbre crece dentro de Alpine. Colapinto ha dejado claro que no se rendirá fácilmente, y su determinación podría cambiar la dinámica del equipo. Mientras tanto, Briatore continúa con su narrativa, pero la sombra de su declaración sigue pesando sobre el equipo, generando un ambiente de desconfianza que podría tener repercusiones a largo plazo. La situación sigue evolucionando, y todos los ojos están puestos en cómo se desarrollará esta crisis interna en Alpine.