Dua Lipa ha sacado a bailar a unas 40.000 personas durante 90 maravillosos minutos, en la primera jornada del festival Mad Cool
Quédate siempre con quien te invite a bailar. ¿Hay algún tipo de persona menos fiable que la que no baila? Quien no baila es alguien que mira el mundo desde la barrera, alguien desconfiado que juzga, alguien que se conforma, personas con una calculadora en el hueco del corazón y un ordenador dentro del cráneo. Confiad lo que más queráis a quien baile, dejadle a vuestros hijos, el pin de la Visa, el mando de la tele. No hay nadie que baile mal, solo hay gente que baila y gente que no baila, y así es como se divide la humanidad.
Por eso son tan importantes los músicos que nos hacen bailar.
Dua Lipa ha sacado a bailar a unas 40.000 personas durante 90 maravillosos minutos, en la primera jornada del festival Mad Cool (mucho menos público de las 58.000 personas de aforo máximo). En una tarde-noche de 30 grados, los últimos rayos de sol eran la lucecita de un microondas gigante en el que daban vueltas los felices cuerpos semidesnudos del público. Una gran masa humana saltando como una sartén de palomitas calientes.
Ha sido el único concierto que la joven estrella británica de origen albanokosovar va a ofrecer en España este año y ha servido como gran inicio para el festival madrileño, que se celebra hasta el sábado en un amplio recinto entre el barrio de Villaverde Alto y Getafe. Tras meses de polémicas, tiras y aflojas entre Delegación de Gobierno, Ayuntamiento de Madrid, Comunidad y la organización del Mad Cool, los accesos al espacio y la movilidad se han desarrollado con fluidez, lo cual, aunque parezca un contrasentido, sí es noticia por los problemas que se produjeron el año pasado en este mismo recinto y en el pasado en sus dos anteriores emplazamientos. Entre el público estaban la presidenta de la Comunidad,Isabel Díaz Ayuso, y el actor Will Smith.
Dua Lipa era la cabeza de cartel de la jornada y una de las grandes estrellas musicales de este verano: su contrato era uno de los más disputados entre los festivales españoles este 2024. Ha comenzado y terminado su concierto con canciones de ‘Radical Optimism’, su reciente tercer álbum: ‘Training Season’ ha sido un arranque perfecto de nostalgia disco-pop y ambiente setentero súper 𝓈ℯ𝓍y, una invitación a dejarse de preámbulos y entrar en acción, mientras ‘Illusion’ se escoraba más hacia la psicodelia y la renovación noventera de la música disco de Daft Punk y la generación del ‘French touch’. Entre medias incluyó el megaéxito de Calvin Harris ‘One Kiss’, más eurodance y con el mismo bombo resonando (sonidos oscuros y pegajosamente obscenos). “¿Estáis listos para una fiesta?”, preguntó con picardía y la sonrisa más perfecta del mundo. En un cuarto de hora el concierto ya corría cuesta abajo y sin frenos.
“Estoy muy feliz y agradecida, me siento muy afortunada y bendecida de actuar en Madrid”, dijo en castellano. “La gente en España tiene muchísima luz y amor”, continuó, para luego seguir en inglés. Fue una larga declaración en la que se deshizo en elogios no solo a sus fans, sino al país. “España es increíble, Madrid es excepcional, os amo de verdad”, dijo emocionada. Durante todo el concierto se mostró energética y comodísima.
Comunidad de Madrid. 10.07.2024. Foto: Javier Barbancho. Festival Mad Cool Dua lt;HIT gt;Lipa lt;/HIT gt;JAVIER BARBANCHOMUNDO
Sin ser un mal disco, ‘Radical Optimism’ ha sido una decepción: su invitación al optimismo tiene poco de radical. Pero el espectáculo de Dua Lipa en Mad Cool ha sido celebrado como un acontecimiento acompañado de rayos láser, tornados de confeti, decenas de bailarines y un pedazo de grupo en directo. Consciente de las fortalezas de su corta carrera, la estrella de 28 años ha asentado el ‘show’ sobre el repertorio de anterior álbum, ‘Future Nostalgia’, una obra maestra del baile y el hedonismo del que cantó (plena de voz) hasta siete canciones, empezando por ‘Break My Heart’ y una gloriosa, burbujeante ‘Levitating’, aún más influida por Daft Punk, con su vocoder en el último estribillo.
Irónicamente, ‘Future Nostalgia’ fue uno de los discos de la pandemia. Se publicó a finales de marzo de 2020, en pleno confinamiento, y durante ese año creció a la categoría de fenómeno mundial mientras estaba prohibido bailar en espacios públicos. Esta noche el concierto de Dua Lipa ha adoptado la forma de una sesión de DJ en un club. Algunas de las canciones tenían el tratamiento energético que se espera en la pista de baile, un golpe extra de bombo y bajo. Pero también ha sido un concierto con la apariencia de una retransmisión televisiva, incluso de un vídeo musical, un espectáculo lleno de momentos ‘instagramables’ con unas coreografías ejecutadas con la precisión de la natación sincronizada. Muy atractivo, muy efectivo, arrebatadoramente carnal, pero con poco margen para la espontaneidad, mucho menos para la improvisación.
Era una máquina del baile, lo que es consecuente con canciones como ‘Love Again’ (un poco electro, un poco disco y una maliciosa producción nu-disco), ‘Pretty Please’ (minimalista, sensual, simpática y con un acelerón en versión remix ‘housero’ con cencerro) y ‘Hallucinate’, que es, redundancia, algo alucinante. Son piezas que funcionan como astutos mecanismos de una exactitud nuclear que invocan el movimiento de los cuerpos: es esencialmente imposible permanecer estático frente a ese torrente rítmico.
En la última parte de la actuación, Dua Lipa intercaló algunas de sus colaboraciones más exitosas (‘Electricity’, de Silk City, y ‘Cold Heart, de Elton John), con grandes ‘hits’ como ‘New Rules’, de su debut, o la reciente ‘Happy for You’. La secuencia final fue monumental. El verano es tiempo de baile y de música fácil, a menudo demasiado fácil, y no pasa nada por ello, ¡todo sea por bailar!, pero un poco de ingenio no solo se agradece, sino que es un componente diferencial. Este verano habrá mil maneras de llegar al baile, pero ninguna tan sofisticada y reluciente como la canción ‘Physical’, un exótico himno de synth-pop ochentero de tono heróico que invitó al karaoke colectivo y, bueno, al despendole. La enlazó con ‘Don’t Start Now’ para el delirio general, el mayor éxito de su carrera, una joya de disco-pop. Acabó con el fenomenal single ‘Houdini’, no tan brillante, pero igual de efectiva.
LA OTRA LECCIÓN DE BAILE DE JANELLE MONÁE
Más baile: mucho funk, bastante neo soul, por supuesto R&B, un poco de reggae y otro poco de rap son los elementos que combinó en su música fragante Janelle Monáe, que salió estupenda con una gran capa y botas de flores (‘outfit’ que fue cambiando una y otra vez durante su soleada hora de actuación). Sobradísima de voz y de ‘flow’, la cantante, compositora y productora estuvo tan enérgica como encantadora en su festiva lección de baile, ¡y vaya lección!
Muy centrada en su carrera como actriz en los últimos años, Janelle Monáe nos recordó lo mucho que la hemos echado de menos y lo necesaria que es su propuesta. Atributos le sobran: la frescura de la puesta en escena, la riqueza de sus canciones, su carisma y su gusto por la fantasía…
En su actuación, la polifónica artista estadounidense hizo buenas las intenciones de su último disco, ‘The Age of Pleasure’, con sonidos que eran una invitación constante al placer, como una Beyoncé intergaláctica, como un Prince con pantalones de vagina (literalmente). Una artista diferente, en todos los sentidos.
ROCK MACHOTE Y LA SORPRESA DE AITANA
Pero no todo fue brilli brilli y estampados de jardín. Nothing But Thieves a veces sonaban como los Killers británicos, otras querían ser Queens of the Stone Age, e incluso recordaban a unos Muse sin parafernalia. Así de épicos e intensos. En realidad, tras casi una década de trayectoria y algunos éxitos tremendos empiezan a tener una identidad, dentro de las limitaciones intrínsecas del rock machote. No arrebataron ni inventaron la rueda, pero gustaron (y hasta se bailaron) con sus atmósferas densas, sus atajos de rock duro y sus estribillos coreables.
Antes, James Arthur y su grupo, seis señores vestidos de negro achicharrándose con el sol de cara, estuvieron envolviendo su pop agridulce en varias capas de felpa. Sus canciones son suaves y amables, hablan de amor y se cantan con los ojos cerrados. No fue su día.
Y una anécdota: en el día de Dúa Lipa, Aitana apareció por sorpresa para cantar la balada ‘Black Friday’ junto al cantautor Tom Odell. Era media tarde, cuando la mayor parte del público aún no había llegado al recinto, y casi nadie se enteró.